Madre María Luisa entró a la edad de 15 años en un monasterio de Carmelitas Descalzas, donde comenzó el camino de cruz que sería la constante de toda su vida. Antes de hacer su profesión religiosa se vio obligada a abandonar el convento. Sin embargo, poco antes de salir, ya había recibido la inspiración de la nueva obra que Dios quería encomendarle. El poner en marcha el nuevo Instituto le costó prácticamente toda su vida, pues fue muy incomprendida y perseguida a causa de ciertas acusaciones que recayeron sobre ella y los obispos nunca terminaban de darle el permiso para fundar. Finalmente, en el año 1975, la obra recibió la primera aprobación de manos del Sr. Obispo D. Manuel LLopis Iborra en la Diócesis de Coria-Cáceres. Sólo dos personas la acompañaban entonces, siendo una de ellas una tía suya ya anciana. Con la esperanza de que el Instituto siguiera creciendo, ocurrió lo contrario: cinco años después de recibir la aprobación, en 1980, se marchó su acompañante y quedó sola con su tía, en espera año tras año de recibir vocaciones que nunca llegaban. En el año 1987 moría su tía, quedando completamente sola. Sin embargo, se puede decir que milagrosamente, el Sr. Obispo de entonces, D. Jesús Domínguez, le mantuvo durante todos esos años la aprobación de la Obra dada por su predecesor y la presencia del Santísimo en la capilla de la casa.
El 1 de enero de 1989 llegó la primera de las vocaciones que formarían parte del Instituto definitivo. Después de 5 años todavía de espera empezaron a unirse a ellas otras jóvenes, hasta que en el año 1999, día 25 de marzo, las primeras 12 Religiosas, incluida Madre María Luisa, tomaban el hábito y hacían sus primeros votos en una preciosa ceremonia, empezando oficialmente su vida de clausura. Tres años después, formada ya la Comunidad por 21 miembros y 5 meses después de hacer los votos perpetuos, el Señor llamaba a Madre María Luisa a su Presencia, después de 7 meses y medio de enfermedad (leucemia).
Se conservan muchas cartas y escritos de ella, y esperan las Religiosas que sin tardar mucho se pueda escribir su biografía. También se editaron varios libros de espiritualidad preciosos. Sus títulos son: Darse, Hacia las cumbres, Almas totales, Vaso Roto, Consumarse en el amor y La Esclava y el Verbo. De estos libros nunca apareció como autora, de forma que se pensaba que era un sacerdote quien los había escrito. Después de su muerte, las Hermanas editaron el libro Ella, recopilación de sus colaboraciones en la revista mariana MIRIAM durante varios años. Los libros están prácticamente agotados, pero de momento no están las Religiosas en condiciones de volver a editarlos.
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